Asistimos a las quinta de las tertulias invernales organizadas por la Asociación El Toro de Madrid dedicada a “los veterinarios”, asistiendo D. Fco. Javier Fernández Gómez y D. René Alonso Menéndez, ambos, veterinarios de la Plaza de toros de Las Ventas, Madrid.
Las primeras palabras del presidente D. Faustinio Herranz fueron para dar la bienvenida a los asistentes y recordar la figura de un gran torero fallecido días atrás, D. Diego Puerta. Otra de las noticias taurinas de la semana también fue comentada por El Rosco, como es la unión de los tres empresarios que podían optar a la gestión de la plaza de toros de Las Ventas, Simón Casas, Antonio Matilla y Taurodelta. Se califico la noticia como “desgracia para los aficionados, dejando a estos, a los pies de las caballerías”.
Comenzó D. René Alonso su presentación dedicada al reconocimiento de los toros en la Plaza de toros de Las Ventas. Lo primero que dijo es que antes de veterinario se ha de ser aficionado. Contó que son 15 veterinarios nombrados por la comunidad de Madrid, divididos en 5 grupo homogéneos (antigüedad de veterinarios con los más noveles).
Se hace el primer reconocimiento de las reses en el desembarque, pidiendo una serie de papeleos entre los que se encuentran el certificado de movimiento (las guías), si ha sido tratado el animal últimamente con algún medicamento o alimento especial, etc. Se meten a corrales para luego ya el reconocimiento individualizado y a su altura, donde se miran defensas, tipo y utilidad para la lidia, basado en movilidad, visión y valoración morfológica.
Con la movilidad, teniendo en cuenta las distancias de corrarles, se observan los movimientos de la res para detectar posibles cornadas y lesiones, teniendo siempre en cuenta, los posibles calambres sufridos por el viaje. También se miran las simetrías del toro. En el caso de existir lesiones se hace la pregunta ¿Va a influir el grado de la lesión en el rendimiento de la lidia?
Para comprobar la visión, generalmente el ganadero o mayoral llama a la res para ver la atención ante el estímulo. Generalmente se le llama la atención sin hacer ruidos, para observar si el animal responde por visión. Otro signo que puede indicar una lesión ocular, es el leve torcimiento de la cabeza para un lado.
En la valoración morfológica siempre se tiene en cuenta el tipo de festejo, el encaste y la ganadería a la que pertenece el animal. En general encornadura, tercio anterior (morrillo, pecho) y tercio posterior (remate, culata y rabo).
Después de esto se realiza un informe para el presidente, que en caso de lesiones en las reses, escuchará siempre al ganadero o mayoral, lidiadores y empresa o representantes para resolver la lidia o no del animal.
El día del festejo se realiza el tercer reconocimiento (contando desembarque) y se hacen los lotes, en los que ellos ya no intervienen oficialmente, aunque en ocasiones aconsejan como enlotar para enchiquerar la corrida de menos a más. También se pasa el reconocimiento a dos sobreros, solo a dos.
Después expuso las estadísticas de los toros lidiados en Las Ventas en el 2011 así como estadísticas de encaste y ganaderías lidiadas en la pasada temporada.
Llegó el turno de D. Fco. Javier Fernández Gómez, veterinario de Las Ventas, comentando que no le gusta asistir a este tipo de actos, que trata siempre de evitarlos, pero que en esta ocasión, le atrajo mucho la idea de venir a Casa Patas al invitarle a hablar del toro que gusta al aficionado, es decir, hablar del toro que no existe. Sobre este título basó tu exposición. Comenzó su presentación hablando de las dos tendencias en el toreo:
- Toreo artístico que precisa el “Toro artista” y
- Toreo de lidia, que precisa el “Toro encastado”.
Fue entonces cuando se hizo la pregunta: ¿Pueden convivir estas dos tendencias? Una de ellas es el toro del público (toristas) y otra el toro de aficionado (toristas). Cito una frase de Javier Poncela: “aquellos a los que les gustan los perros necesitan cariño y aquellos a los que les gustan los gatos necesitan amar”, haciendo un símil, pues según cree tal vez los toreristas necesitan amar y los toristas cariño.
El público es el que llena las plazas, público que se merece un respecto, pues es, el que sustenta la mayoría de las plazas de España. Esté público quiere el toro al que se le cortan las orejas, tiene una lidia entretenida, le permita pasar una tarde divertida. Un toro bien presentado, bonito, que se deje torear con plasticidad, que deje al torero estarse quieto y ofrecerse con torería y que, importante, imponga algo de peligro.
Por otro lado está el toro del aficionado, que no llena las plazas (véase corridas toristas en julio o agosto en Las Ventas) pero que genera emociones con independencia de los trofeos y que el buen aficionado premia al torero aunque no triunfe. Este toro íntegro, con trapío según encaste, encastado, fiero, bravo pero noble, exige una lidia en todos los tercios.
Con todo esto, no se tiene que olvidar que torear es preparar al toro para el último tercio, la muerte suprema, por eso, sin una buena estocada no hay triunfos. Apunto que el día que olvidemos esto, terminará lo que ahora conocemos como corrida de toros. Este tipo de toro de aficionado, trae problemas a los veterinarios por su poco peso (el reglamento exige un peso con independencia del encaste), el desarrollo de las defensas en algunos encastes etc.
Respecto de la fundas, ambos veterinarios coincidieron que para ellos es mejor, pues las reses vienen en puntas, sin daños, con las cuernas desarrolladas, aunque, añadió D. Fco. Javier Fernández, no deja de ser una manipulación artificial.
Continuó, ya para concluir, que no cree que exista el toro artistas y encastado, lo que de alguna manera ha llevado a los ganaderos a especializarse en ganaderos románticos y triunfadores. Efectivamente, ese toro que sueña el aficionado… no existe.
Como siempre concluimos, otra tertulia obligatoria para el aficionado y para todos aquellos que asisten a las escuelas taurinas con la intención o no, de entender esto de, el toro.