¡Qué bonito sería poder decir que esta tauromaquia nuestra goza de perfecta salud! Sin embargo, no nos engañemos, no es así. El mundo del toro padece en estos momentos varios tumores que atacan, con peligro de severa metástasis, esa realidad dotada de cuerpo y alma que es el arte de Cúchares. Y para muestra un botón. Mejor dicho, tres.
La mentira mil veces repetida de los ecologistas
Nos afectan, aunque no lo reconozcamos los ataques de los sectores antitaurinos que, siendo menos, consiguen movilizarse y movilizar a mayor volumen de personas. Y además llegan con facilidad y cierta fuerza a los estamentos públicos. De hecho www.lacrónica.net relataba, la pasada semana, cómo los miembros de Ecologistas en Acción se reunieron recientemente con Araceli Muñoz en la Subdelegación del Gobierno para expresar semejantes reivindicaciones a las que ya expresaron, allá por el mes de mayo, a la entonces Delegada de la Junta en funciones, Magdalena Valerio. Dichas reivindicaciones no son otras que las de “exigir el cumplimiento del Reglamento de Espectáculos Taurinos de Castilla-La Mancha así como la protección efectiva de las personas que expresan su oposición a las fiestas taurinas de forma pacífica”.
Han malgastado esfuerzos, sin duda alguna, los sectores ecologistas. Y es que para reclamar que se cumpla el Reglamento de Espectáculos Taurinos hay una legión de aficionados, entre ellos quien este artículo firma, dispuestos a ir con ellos a los despachos de las administraciones correspondientes. Probablemente ese amor por el toro bravo con que revisten toneladas de ideología política sin argumentos, quede muy lejos del que pueda tener cualquier ganadero, profesional o aficionado de la fiesta brava. Por tanto, la reivindicación es absurda pero ya se sabe que “una mentira mil veces repetida…”
Algunos enemigos que tenemos dentro
Asustan las “anovilladas” reses y excesiva dadivosidad que ha permitido un público, el de Alicante, convirtiendo, por su propio pie, y en contra de su propio beneficio, un ciclo que antaño representaba uno de los platos fuertes de la temporada taurina en una feria provinciana más…¡Ay, si San Juan levantase la cabeza!
Por otro lado, en el panorama novilleril en el que se forjan los toreros del mañana se pueden entrever síntomas preocupantes. Ocurre, por ejemplo, que novilleros que ya actuaron con los del castoreño, vuelven ahora a anunciarse en las novilladas sin caballos a fin de no perder el tacto de percales y franelas. Pero eso no es lo peor, porque casos así los ha habido y los habrá, a centenares, en la historia del toreo. A veces, en el toreo y en la vida, es necesario volver un poco atrás para avanzar con más fuerza hacia adelante. Lo grave de esa situación es cuando el novillero en cuestión o las personas de su entorno, se avergüenzan, de manera absurda, por algo por lo que no deberían hacerlo alterando su identidad y el nombre de la localidad que siempre llevó por bandera a la hora de anunciarse en cartel. Y si no me creen, consulten ustedes los carteles de la Feria de San Adrián.
Motivos para la esperanza
Pero también hay una luz de esperanza en medio de tanta oscuridad, de tantos ataques desde fuera y también –y esto es lo peor- desde dentro. Torrejón de Ardoz, sin querer ser más pero tampoco menos de lo que es, asumiendo el tipo de toro y de feria que le corresponde, ha dado un ejemplo de coordinación entre los empresarios –Cipriano y David Hebrero son sus nombres-, toreros, y administraciones públicas, logrando una entrada sobresaliente en todos los festejos de un ciclo en el que se ha conseguido correr en el encierro las reses que se lidiaban por la tarde. Para ellos, la enhorabuena. La reflexión, para nosotros.